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Todo el mundo conoce el concepto de embudo de ventas:
Se identifica a un cliente potencial, se capta su atención y se le guía a través de un proceso inteligentemente diseñado hasta que se completa la compra.
AIDA -Atención, Interés, Deseo, Acción- es lo que nos enseñaron en numerosos seminarios de marketing.
Pero esta estrategia ya no funciona.
¿Por qué? Porque vivimos en un mundo en el que se lucha constantemente por nuestra atención. Publicidad, redes sociales, correos electrónicos, noticias... el flujo de información es incesante.
Todos ustedes saben cómo funciona el recorrido del comprador moderno porque compran productos y servicios con regularidad.
Imagina que estás navegando por LinkedIn y ves un anuncio del software de gestión de proyectos Linkando.
¡Interesante! Haces clic en el enlace a la página de aterrizaje, pero entonces suena el teléfono, llega un mensaje de WhatsApp, un compañero está en la puerta. Estás distraído. Linkando ya no está presente.
Dos días después, ves un anuncio de retargeting de Linkando en Facebook. Te vuelve a parecer interesante y haces clic en "Seguir página". Los anuncios aparecen con regularidad durante las siguientes semanas: te fijas en ellos, pero no vuelves a hacer clic.
Pero entonces aparece un anuncio que presenta la integración Zoom de Linkando. Acaba de hacer una llamada con Zoom y comprende inmediatamente el valor añadido. Esta vez vuelve a hacer clic en la página de destino, echa un vistazo, pero no reserva una demostración porque no quiere hablar con un vendedor.
En un mundo inundado de estímulos, ya no basta con guiar a los clientes potenciales a través de un embudo. Esto se debe a que el proceso suele fallar en el primer paso: la atención.
El recorrido del comprador moderno se parece más a un parque de aventuras que a un embudo. Hay que seguir creando nuevas experiencias para no perder al cliente potencial.
Cada punto de contacto con un cliente potencial es una oportunidad para atraerlo a su proceso de compra. Pero no suele funcionar la primera vez, ya que el comprador pierde la atención demasiado rápido, y la mayoría de los compradores de hoy en día ya no quieren hablar con un vendedor. ¿Qué hacer entonces?
La respuesta: webplays interactivos
En cuanto un cliente potencial visita su sitio web, comienza la interacción, no con un representante de ventas, sino con una webplay. Capta al cliente en el momento en que su atención es máxima.
Una guía digital califica interactivamente al cliente potencial y le guía a través de contenidos relevantes.
Por supuesto, el cliente potencial volverá a distraerse una vez finalizado el webplay, pero ahora habrá recopilado datos valiosos para realizar un seguimiento específico. En lugar de esperar a tener suerte, puedes convencerles con ofertas personalizadas.
En Internet se libra una batalla constante por llamar la atención. Cada contacto cuenta.
Con las pantallas web interactivas, no sólo se crean puntos de contacto, sino que también se consigue que sean eficaces.
Quienes se adapten a esta situación tendrán la oportunidad de destacar entre la multitud e influir en las decisiones reales de compra.
¿Tienes curiosidad? Visita https://linkando.com/playbooks/getting-started/ e inicia la webplay.